Marcelo Bielsa Volverá

Loco..., loco..., loco..., como un acróbata demente...

martes, 16 de enero de 2007

Honestidad. Capacidad. Convicciones

Texto publicado por Enrique Gastaña

Marcelo Bielsa es convicción. Lo demuestra en cada uno de sus actos. Ahora, por ejemplo, renovándole la confianza a varios de los futbolistas que no le respondieron con la pelota en el Mundial...
Marcelo Bielsa es capacidad. Pese a matices cuestionables sobre un cambio, una convocatoria o un esquema, lo avalan sus antecedentes y los testimonios de la mayoría de sus dirigidos on y off the record...
Marcelo Bielsa es honestidad. No duda en contestarle a su jefe, a Julio Grondona, en forma pública si la ocasión lo exige. Evita los contactos con empresarios: en su gestión no hubo una mínima duda sobre la citación de un jugador que pudiera acarrearle beneficios económicos a futuro. Incomoda no entregando entrevistas individuales a la prensa, pero elige ese método para dispensarle un trato igualitario a todos...
¿Cuántos personajes como Bielsa se encuentran en un fútbol argentino resultadista y utilitario? ¿Cuántos engloban convicción, capacidad y honestidad?...
Vale discutir a Bielsa, claro. Todas las miradas son aceptables. Y enriquece comparar y debatir la rigidez de su sistema o a tal o cual futbolista. Lo que no sirve es vapulearlo.
Más allá de que fue un mazazo la eliminación en primera ronda del Mundial, y más allá de que son respetables todas las expresiones populares, los silbidos en La Plata, en el Argentina-Uruguay, parecieron demasiado castigo para alguien que como técnico apostaba, apuesta y apostará a equipos y a jugadores con esencia ofensiva. Ahora, por ejemplo, basta con repasar las formaciones que encierra en su cabeza para Eliminatorias y Preolímpico.
Aunque no sea carismático, y por más que haya perdido un objetivo preciado, hay un hombre y un entrenador en el mismo envase que buscan una revancha con convicción, capacidad y honestidad. El Combo Bielsa es para no despreciar.
La observación externa está mucho más dirigida a los logros y no al juego del equipo. Lo que uno tiene absolutamente claro es que lo que te exime es la victoria y lo que te condena es la derrota", analizó.
Según Bielsa, "el camino más conveniente es hacer lo que uno cree que lo aleja de la derrota y lo acerca a la victoria. Y es imposible que las decisiones que uno tome satisfagan los reclamos, porque son diversos y antagónicos entre sí".
"el periodismo es el elemento educativo central que tiene la sociedad contemporánea".
"La influencia del mensaje periodístico sobre la capacidad de la gente es absoluta -prosiguió-, sobre todo cuanto más ignorante es la gente, cuanto menos capacidad tiene de discriminar entre lo que está bien y lo que está mal".
Señaló Buelsa que "por eso, objetivamente, no importa lo que yo opine. La incidencia del mensaje periodístico sobre la capacidad de la gente para interpretar el juego es un área específicamente de la profesión a la que usted pertenece y sobre la que yo tengo poquísimas posibilidades de intervención".
"Yo lo que veo es que lo único que se valora es el resultado, eso está claro -añadió-. Y me adapto a eso. Si eso me pareciera bien o mal, después la pretensión sería cómo hace uno para obrar sobre eso y lograr que suceda como uno cree que es mejor. Pero como esa es una posibilidad que no tengo, por una cuestión de practicidad elijo no revisar el tema".
También apuntó el seleccionador que "siempre me genera una sensación extraña cuando me plantean ese tema desde la profesión que usted hace, ¿me entiende?, que es quién sí tiene todas las posibilidades de distinguir y obrar sobre la gente para mejorarle la capacidad de valorar el juego más allá del resultado".
"Los elogios se confirman con las posiciones finales, entonces no sería prudente que valoráramos ningún elogio si todavía no ha terminado la competencia y no sabemos en qué posición vamos a finalizar", concluyó.
Siempre me gustó Marcelo Bielsa. Podrá tener mil fracasos, pero todo finalizará en un inevitable triunfo. El éxito es el fin del camino, la cumbre de la experiencia de los luchadores. El esfuerzo logra maravillas. Pero quien lo toma como filosofía de vida, no concluye su tarea cuando es exitoso. Se reciclará. Se comerá a si mismo. Provocará nuevos fracasos, nuevos éxitos y luego más y mejores fracasos y éxitos. Es la rutina de la aventura. Pero se hará inalcanzable para el común de los mortales. Mi amigo, mientras, lo mirará en la televisión (criticándolo seguramente) y reflejará su pereza en la pantalla. La pereza es la madre de todas las pobrezas. Con conquistadores protestantes, lo de mi amigo sería menos habitual. Ya lo decía Max Weber. Y sino, observen el medallero olímpico.

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